El cambio empieza en ti

Muchas veces pensamos que las cosas, en general, no marchan como deberían, hasta el punto de ver cómo el mundo se va metiendo en un pozo progresivamente del que no vemos una salida clara. ¿Sabes por qué sucede? Porque la gente, nosotros, lo provocamos. Somos los únicos culpables. Hoy quiero explicarte algo que ya sabes: el cambio empieza en ti.

Nos despertamos cada día con noticias sobre corrupción, robos, asesinatos, violencia, guerras, hambre, odio… Pero esas cosas no vienen de la nada: ¿quién roba? ¿Quién es un corrupto? ¿Quién provoca una guerra? ¿Quién condena al hambre a otros? Exacto: personas. Nosotros.

Es posible que digas «yo no quiero que una persona pase hambre» o «yo no soy un político corrupto, eso díselo a ellos». Ya sé que no quieres que una persona pase hambre y que te gustaría que esto no fuera así. Y sé perfectamente que tú no tienes la culpa de que un político de tu ciudad o país sea corrupto. Lo sé. Pero hay algo de lo que sí somos responsables: de nuestros actos. Y nuestros actos son una de las armas más poderosas con las que contamos en este mundo.

Tal vez tú solo no vayas a ser capaz de acabar con el hambre en el mundo. Ese problema es mucho más grande, e involucra a poderes políticos, económicos y sociales a nivel global en los que tú no tienes ningún poder concreto. Sin embargo, tú puedes colaborar de muchas formas para solucionar, en la medida de lo posible y dentro de tu campo de actuación, una parte de este problema. Por ejemplo, puedes colaborar con alguna ONG, ya sea entregando dinero, alimentos o tu tiempo. O puedes comprar un sándwich a un mendigo que veas por tu barrio. O ayudar a una familia que haya perdido su empleo y necesite comida para sus hijos. Estas pequeñas acciones no acabarán jamás con el hambre en el mundo, pero estarán ayudando a personas concretas en este sentido. Si todos hiciéramos lo mismo, esa pequeña acción, el mundo sería más justo, y entonces sí podríamos estar erradicando entre todos un problema de estas características.

¿Qué me dices de la corrupción? Tú no tienes la culpa de la falta de ética de un político de tu país. Y lo único que puedes hacer es esperar a las próximas elecciones para cambiar tu voto y apostar por nuevos políticos que te inspiren confianza. Pero no debes contentarte con eso, ya que tarde o temprano de esos otros partidos también saldrán corruptos. ¿Qué hacer, entonces? Muy sencillo, y a esto quiero ir: empieza ese cambio en ti.

Te lo cuento con un ejemplo que me acaba de pasar: realicé un servicio para la Universidad (concretamente para un proyecto de investigación de una Facultad). Me tenían que pagar 200 euros por ello. Dinero público, dado que pertenece a la Universidad. El caso es que en mi cuenta bancaria aparecían dos pagos de 200 euros cada uno. ¿Sabes lo que hice? Hablar con el Director del proyecto y comentárselo. ¿Sabes por qué lo hice? Porque, pese a que ese dinero me hubiera venido muy bien, 1) lo acordado era que yo cobraría 200 euros, no 400, y 2) no puedo quejarme de la corrupción si yo soy el primer corrupto. Hay que tener coherencia en esta vida.

La Universidad realizó una revisión de los pagos y encontraron que, efectivamente, se me había pagado dos veces el dinero acordado. Ahora tengo que reingresar el dinero extra.

200 euros no compran mi honradez. Prefiero dormir tranquilo y feliz sabiendo que aunque ese dinero que hubiera venido muy bien, estoy haciendo lo correcto. Y no creas que te cuento esto para que digas, «oh, mira qué buena persona es». NO. Soy exactamente igual que tú o que los demás, sin nada mejor o peor.

Cuando te pase algo parecido, párate a pensar y, sobre todo, céntrate en esto: no me importa que mañana vaya a ver en el periódico un nuevo detenido por corrupción. No importa que algunos piensen que eres tonto porque «otro se lo llevará por ti». No me importa en absoluto. ¿Sabes por qué?
Porque si de verdad queremos cambiar las cosas y hacer del mundo un lugar justo, el cambio empieza en nosotros.

 

Sé un motor del cambio. No te contentes con lo que hay. No te dejes llevar por la corriente de corrupción y odio.

 

Rema a contracorriente si es preciso. Demuestra que no eres igual que los demás y hallarás el éxito.

 

Una pista: si estás leyendo esto es porque eres motor del cambio. Enciende tu motor y cambia tu alrededor. Esto es un efecto dominó: si tocas las piezas que tienes cerca, ellas tocarán otras piezas. Y cuando te quieras dar cuenta, tu primer paso ha servido para que cientos de personas estén provocando un cambio.

 

Sé la persona que quieres ser. Sé el habitante que quieres para el mundo.

 

Sé el cambio que quieres ver. Te aseguro que obtendrás tu recompensa.

 

¡Adelante!

Especialista en Comunicación Digital, Diseño Web y Social Media. Periodista. Emprendedor digital. Llevo dos décadas emprendiendo en Internet. Tengo 32 años.

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