Yo sí he dado mis datos de WhatsApp a Facebook (y te explico por qué)

La nueva actualización de los términos de uso de WhatsApp ha alarmado a muchos usuarios, hasta el punto de que muchos se habrán pensado seriamente dejar de utilizar esta aplicación para pasarse a otras que ofrezcan más «garantías» de privacidad. Incluso algunos medios publican alternativas a WhatsApp e instrucciones para evitar que el malvado Facebook tenga tus datos.

Pues bien, yo he aceptado. Lo reconozco: he dejado marcada la casilla del terror y he permitido a WhatsApp compartir mi número de teléfono y mis datos con Facebook. Llámame loco. Llámame estúpido. Pero lo he hecho. ¿Por qué? Pues muy sencillo: por coherencia. Y te cuento por qué:

1) Soy usuario de Facebook desde 2009. Zuckerberg tiene mis fotos (no muchas y nada comprometidas, pero las tiene). Tiene mis datos (ciudad, país, edad, sexo, preferencias… incluso mis ideas sobre religión). Facebook tiene mi correo electrónico (uno de ellos, vale, pero lo tiene), sabe quiénes son mis familiares (nuestros perfiles lo indican), conoce a mis amigos, sabe qué medios de comunicación leo, qué marcas sigo y qué lugares frecuento. Y también sabe qué es lo que «me gusta» y lo que «me enfada». Lo sabe todo. ¡Ah! Y tiene mi número de móvil: está en mi perfil de Facebook, aunque configurado como «privado»: sólo puedo verlo yo (y Zuckerberg).

2) Soy usuario de Facebook en el móvil. Esto significa que sabe, además de todo lo anterior, mi ubicación: por dónde me muevo, dónde vivo, dónde trabajo y dónde he pasado 3 horas esta tarde. Suelo llevar la ubicación desactivada y hasta hace poco el wifi desconectado. Pero da igual: seguro que Facebook tiene la forma de saberlo. Y tampoco me importa, sinceramente: sé que Zuckerberg no va a venir a mi casa a visitarme (ni siquiera vendrá a mi oficina a ver cómo trabajo).

3) Soy usuario de Instagram (¡sígueme!). Esto significa que Zuckerberg tiene aún más fotos (y vídeos) míos, con el añadido de que subo más contenido a Instagram que a Facebook y que todo lo que subo a Instagram lo geolocalizo: sabe dónde viajo, por dónde me muevo y dónde ceno. Y me da igual.

4) Soy usuario de WhatsApp. Eso significa que Zuckerberg tiene mi agenda telefónica, podría leer todo lo que comparto a través de su aplicación (aunque sé que no lo hace), tiene mi número de teléfono desde que me registré (oh, wait! ¿Mi número? ¡Sí!) y sabe perfectamente quién soy, porque al leer el estado de mi móvil seguro que conoce mi correo de Gmail (uso Android), así que también tiene otra cuenta de email que yo no le di. ¡Ah! Y al leer muchos más datos de mi móvil, seguro que también sabe dónde vivo, por dónde me muevo, dónde he cenad… de esto ya hemos hablado, ¿no?

En resumen: que si uso WhatsApp, Instagram y Facebook, Zuckerberg sabe tantas cosas de mí que me da absolutamente igual que me pida permiso para cribar mis datos de WhatsApp con los de Facebook. Uso estos servicios porque me apetece (o porque me obliga la sociedad… ¬¬) y le doy los datos que me apetece (o los que me pide… ¬¬). Si no quisiera dar datos, no usaría estos servicios. Creo que todos sabemos ya cómo funcionan estas cosas.

Y me dirás, «ya, pero al marcar esa casilla consientes que te envíen publicidad según tus datos». Pues sí. No es nada nuevo: cada vez que doy un «me gusta» estoy participando de esa industria. Cada vez que visito una web Google está recopilando datos. Cada vez que hago una búsqueda veo anuncios relacionados durante meses (¿tú no?), incluso en Facebook (sí: buscas una cosa en Google y tendrás un anuncio en Facebook).

Me da igual. Esto es Internet (al menos a día de hoy).

Y al que no le guste, hay vida real ahí afuera.

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